Cuando veníamos de regreso, tras unas grandes montañas de pronto apareció un enorme conjunto de nubes. Su forma era de un gigante que se asomaba y que apoyaba sus manos entre las cumbres como saludándonos. Hasta creí verlo sonreír. En eso le mostré a mi novia lo que veía . Ella lo miró con detención y me dijo: "Más bien parece un perro poodle". No podía creer que no viera al gigante y que, en vez de eso, viera un poodle. Insistí en mostrarle cada parte del sonriente amigo, sin embargo, solo recibí un gesto de que estaba medio loco.
Hoy muy pocas personas se toman el tiempo de mirar el cielo y ver lo grande de la creación de Dios. Muy pocos pueden decir que han pasado tiempo viendo las distintas figuras que forman las nubes. Es como si Dios nos hablara por medio de lo que creó.
"Los cielos proclaman la gloria de Dios
y el firmamento despliega la destreza de sus manos".
y el firmamento despliega la destreza de sus manos".
Salmo 19:1 NTV.
Por otro lado, nuestra mente es tan ágil que tenemos la capacidad de crear figuras imaginarias. Ver cosas donde otros ven otras. Así también pasa cuando pensamos mal de otras personas. Cuando creemos que todos están en nuestra contra. Nuestra mente muchas veces imagina lo peor de los demás, y en muchos de los casos la persona no es así en la realidad. Conozco chicos/as que de solo mirar a otro/a lo detestaban. Y que hoy, increíblemente, son los mejores amigos. ¿Quién lo diría no?
Son nubes que parecen tener una forma determinada. Una figura que yo formo arbitrariamente en mi interior, siendo guiado por mis prejuicios y emociones. Acaso ¿No debería darme el tiempo de conocer a esas personas antes de tacharlas y desecharlas? "No quiero" o "Me da flojera", es la respuesta que se esgrime comúnmente.
"Miren más allá de la superficie, para poder juzgar correctamente".
Juan 7:24 NTV