Pensamientos sobre la vida. Por un joven cristiano.

Pensamientos sobre la vida. Por un joven cristiano.

viernes, 28 de abril de 2017

Sentir Distinto

Generalmente hablamos de las cosas que nos gustan de Jesús, lo que hizo, pero el hijo de Dios no solo vivió de milagros ni de gloria, él pasó por humillaciones, desilusiones y creo por mi parte que debió haber estado atemorizado más de una vez, no obstante, reiteradas veces decimos que él se dio por nosotros, pero cuál es el peso que le tomas realmente a eso, pensaste en cómo se sintió. En Isaías 53 :10 (ntv) dice que formaba parte de un plan del Señor en cual él pasaría por dolor y no solo eso ,sino que será aplastado. Cuando leí lo profetizado me generó una angustia e incluso dolor.
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Ahora te invito a pensar como hubiese sido si él o la escogida de estar en esa situación hubieses sido tú… Bueno pero Dios no da carga que no podamos soportar y por alguna razón en especial el que tuvo que sobre llevar el dolor y las humillaciones para un perdón colectivo fue Jesús. Es por esta razón cuando digo que “tengo temor” o “tengo miedo” me pregunto cuánto temor debió haber tenido Jesús en esa cruz , cuánta ansiedad poseía, puesto a que él sabía lo que venía .Luego en mi meditación recuerdo que tenía al Padre , donde él podía descansar, donde él podía arrebatar las promesas de Dios . Asimismo más adelante en la profecía de Isaías no solo hablaba de los horrores de una crucifixión, sino que habló de honores y resurrección( Isaías 53:12) . Análogamente nosotros podemos hacer exactamente lo mismo, es decir, que podemos hacer la voluntad del padre y rendirnos a él cada vez que nuestras emociones nos atormenten,  pero  necesitamos la oración.  Una vez más la encontramos y aunque parece material repetitivo, es porque en ella está la clave, es por eso que los líderes nos motivan a orar, es por eso que la palabra y Jesús llaman a orar , es porque ahí está la respuesta , no está en un amuleto , no está en el mundo. Incluso antes de la crucifixión Cristo llamaba a orar a los apóstoles (Mateo 26:.36 a 46) y ellos desistieron, pero Jesús fue por ellos tres veces y ellos no sabían lo afortunados que eran en ese momento, que el propio salvador los estuviese llamando y a pesar que ellos no fueron Cristo oró sin descansar. De la misma forma puede ser que ocurra con alguno de nosotros y no nos demos cuenta del contexto en cual nos envuelve el padre, a lo mejor quiere que encontremos paz a través de su comunicación, quiere que nos podamos sentir seguros como su hijo lo estuvo, quiere sintamos su gozo en el medio del temor, quiere que dejemos fluir a su consolador.


Podemos evitar sentir como el mundo, dejando nuestras preocupaciones o aflicciones y sentir como Jesús, cuando nos refugiemos en el padre y encontremos su seguridad. (Tesalonicenses 5:17)

domingo, 9 de abril de 2017

Estás perdonado, vuelve a empezar.


La clave es: si fallo, me arrepiento, pido perdón y vuelvo a empezar.





Tantas veces nos desanimamos, pueden ser tantas cosas, pero por sobre todas es el pecado. Claramente el pecado nos hace retroceder, nos hace sentirnos débiles, nos hace sentir que no somos nada, y obviamente el enemigo se encarga de hacer un buen trabajo en el momento en que pecamos, haciéndonos sentir aún peor. Seguramente haz escuchado esa voz en tu mente que dice “Si ya pequé en esto, que más da hacerlo otra vez” o “Hoy pequé y no quiero orar por que me da vergüenza lo que hice”, ¡pero que malas decisiones tomamos a veces! Lo peor que podemos hacer después de cometer algún pecado es primeramente considerar esa voz, y lo segundo es no orar por vergüenza, amado, el Señor ya lo sabe, el estuvo ahí cuando pecaste, pero claro, en ese momento nos sentimos tan mal, que no pensamos muy cuerdamente jaja. La palabra nos dice lo siguiente: “Si mi pueblo, que lleva mi nombre, se humilla y ora, y me busca y abandona su mala conducta, yo lo escucharé desde el cielo, perdonaré su pecado y restauraré su tierra.”
2 Crónicas 7:14 ¡Pero que hermoso! ¡Dios dice que nos escucha, pero además que nos perdona y nos restaura!  



El punto es, que cuando pecamos, muchas veces dejamos de trabajar para Dios, nuestra vida se empieza a opacar, dejamos de orar, dejamos hasta de cantar para él, pero no es solo por el hecho de pecar (por que constantemente lo hacemos) si no porque no nos arrepentimos, la clave es que inmediatamente cuando pequemos, nos arrepintamos, Dios nos escucha, debemos arrepentirnos constantemente. Jesús pagó un precio muy alto en la cruz por nosotros, por nuestros pecados, cometidos y por cometer, Jesús dio la vida por nosotros, ¿para que? No creo que haya sido en vano, en lo absoluto, sigamos este conducto en nuestra vida, e inevitablemente nuestra vida comenzará a cambiar. Pequé, me arrepiento, pido perdón y vuelvo a empezar. Dios es un Dios de oportunidades, un Dios de amor, un Dios de perdón, pero también es un Dios temible, debemos tener el suficiente temor de él, como para ir y conversar con nuestro Padre, arrepentirnos de corazón, pedir su ayuda, y seguir.

¡¡Ánimo!!

Algunos otros versículos que hablan acerca del perdón de Dios son:
1 Juan 1:9
Hechos 3:19
2 Crónicas 30:9b
Lucas 15:10

¡Y existen muchos más búscalos, leer la Biblia es escuchar la voz de Dios!

lunes, 3 de abril de 2017

Cuando sufres a pesar de haber hecho lo bueno

Recuerden que es mejor sufrir por hacer el bien —si eso es lo que Dios quiere— ¡que sufrir por hacer el mal.
1 Pedro 3:17 NTV

Hace dos meses, venía de regreso a mi casa luego de tener una interrogación por mis estudios. A unos diez metros de mi casa me percaté que en la calle había un smartphone. Lo recogí y pude ver que estaba todo sucio y con signos de que un auto le había pasado por encima. Lo limpié lo más que pude. No había nadie en la calle como para preguntar si le pertenecía a algún conocido.
Al cabo de una hora más o menos, alguien llamó a ese teléfono. Contesté, era la voz de un hombre adulto, me dijo: "Aló, disculpe, sabe que este teléfono es de mi sobrino, se le cayó. ¿Me lo podría devolver?". Por su tono de voz me di cuenta de que era un vecino (Don Patricio, conocido como "El Pato" XD) Entonces le respondí: "Mire yo soy Dan, el hijo del Willy (así conocen a mi papá acá en el barrio XD) yo mismo se lo iré a entregar".
Al salir de mi casa con el teléfono en la mano, vi que el mismo dueño del aparato, el sobrino de don Pato venía hacia mi con una sonrisa de oreja a oreja y diciéndome: "Ohh te pasaste. Muchas gracias. No me di cuenta como se me cayó. De verdad, muchas gracias". Se lo entregué, regresé a mi casa y él se fue muy contento por haber recuperado su celular.
Me sentí muy bien por haber hecho "la buena acción del día" y porque no pensé en ningún momento sacarle provecho a ese celular que no me pertenecía. Sabía que había alguien preocupado por su pérdida.

Antes de ayer, acompañé a la familia de mi novia (Margaret) al funeral de su tía Carmen. Una mujer muy querida, que amaba a Dios y le servía hace varios años. Fueron unos días de pesar por su partida, pero a la vez, el consuelo de tener la confianza de que ella está con Cristo es lo que trajo paz y esperanza a sus corazones.
Mientras esperaba en el cementerio, saqué mi celular y lo dejé a mi lado, en la banca donde estaba sentado. Fue en ese momento cuando me descuidé. Me puse de pie para saludar a los familiares que estaban llegando a la ceremonia, y olvidé tomar mi teléfono.
Nunca me había pasado algo similar. Es muy raro que se me pierdan las cosas.
Debo reconocer que me angustié, pero al ver en el contexto en que me encontraba, donde había personas que sufrían por un ser querido, lo del celular pasó a un segundo plano, se convirtió en algo sin importancia.

En definitiva, no pude encontrar mi teléfono. Después averigüé entre los familiares, los guardias, la oficina de administración del lugar y nada. Alguien tomó mi celular y se lo dejó para sí. No le importó más que dejárselo. La verdad es que no me siento mal por haber perdido ese aparato. Lo que más me llama la atención de la situación es que: yo devolví un teléfono que no era mío, y mi teléfono perdido no me lo regresaron.
Así pasa, y nos seguirá pasando a los que vivimos en Dios. Esta vida es injusta, puedes cederle el asiento a alguien que va cansado, pero más adelante cuando vengas cansado nadie te cederá su asiento. Puedes llamar para saber como está un amigo, pero ese amigo puede que más adelante nunca haga lo mismo por ti. No siempre obtendremos lo que entregamos a los demás. Puede ser que el bien que hacemos a otros nunca regrese.
A pesar de esa injusta realidad nuestro llamado es seguir haciendo el bien, sin importas si es recíproco o no. Debemos recordar estas sabias y perfectas palabras:

No se dejen engañar: nadie puede burlarse de la justicia de Dios. Siempre se cosecha lo que se siembra. Los que viven solo para satisfacer los deseos de su propia naturaleza pecaminosa cosecharán, de esa naturaleza, destrucción y muerte; pero los que viven para agradar al Espíritu, del Espíritu, cosecharán vida eterna. Así que no nos cansemos de hacer el bien. A su debido tiempo, cosecharemos numerosas bendiciones si no nos damos por vencidos. Por lo tanto, siempre que tengamos la oportunidad, hagamos el bien a todos, en especial a los de la familia de la fe.
Gálatas 6:7-10 NTV